Nacho Vigalondo
Cabezón de la Sal, 1977. La nominación al Oscar de su cortometraje 7:35 de la mañana (03) no fue más que la confirmación de un talento que ha ido puliéndose en pequeñas películas de ínfimo presupuesto y óptimos resultados. Debutó en el largo con Los cronocrímenes (07).