Cell 211

Juan Oliver quiere causar una buena impresión en su nuevo trabajo como funcionario de prisiones y se presenta a trabajar un día antes, dejando a su esposa embarazada, Elena, en casa. Su destino cambia para siempre por esta fatídica decisión, ya que durante su recorrido por la prisión, ocurre un accidente que lo deja inconsciente. Es llevado rápidamente a las paredes vacías pero visiblemente embrujadas de la celda 211. Mientras se desarrolla esta diversión, los reclusos del bloque de celdas de alta seguridad se liberan estratégicamente y secuestran la penitenciaría. Conscientes de la violencia que está por venir, los funcionarios de la prisión huyen, dejando a Juan varado e inconsciente en el corazón del motín. Cuando Juan despierta, inmediatamente hace un balance de la situación; para sobrevivir, debe fingir ser un prisionero. Juan desarrolla un diálogo con el violento líder del motín, Badass, y los dos comienzan a colaborar, Badass creyendo plenamente que Juan es un nuevo recluso. Las negociaciones transcurren sin problemas hasta que los alborotadores toman como rehenes a tres prisioneros de ETA (la organización separatista vasca militante). Cuando esto sale en las noticias, desencadena una serie de motines en las cárceles de todo el país, así como manifestaciones en el País Vasco. Juan se da cuenta rápidamente de que está solo, ya que la situación se politiza cada vez más y el gobierno se involucra, temeroso de las posibles ramificaciones en la comunidad vasca. A medida que el drama se intensifica, ocurren cambios inesperados en el carácter, tanto dentro como fuera de la prisión.