Nadie inquietó más - Narciso Ibáñez Menta

Desde las primeras imágenes ya es posible apreciar un trabajo minucioso y firmemente arqueológico. Y una razón: descubrir las distintas facetas de una personalidad singular, que impresionó y modificó de manera sustancial la forma de desarrollar el género del terror en los países de habla hispana. Siguiendo los pasos de su admirado maestro Lon Chaney, se constituyó en un referente indiscutido en el arte de la caracterización, ayudado por su porte misterioso, una maestría absoluta en el arte del maquillaje, y un registro vocal grave y cavernoso que potenciaba además con su hablar pausado y preocupante. Durante años, y a través del teatro, el cine y la televisión, estableció una relación casi hipnótica con su público, sublimando sus propios temores; el público, en consecuencia, le pagó con eterna incondicionalidad. La diversidad de testimonios tranquilos nos revela el perfil de un hombre vinculado con el misterio, al que nos introduce de a poco y quitando de la mano; Su carácter nómada lo envolvió y lo llevó por caminos infinitos sellados por contrastes extraños que lo relacionaban aún más con lo arcano. Pero probablemente su verdadero secreto radica en la creación de seres peculiares. Seres a través de los cuales se obstinó en persistir y deslizarse sobre una memoria colectiva, que sale como una broma macabra, propia del mejor de sus personajes.