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La película comienza con flashbacks de estilo documental que muestran el ascenso de Misha a un poderoso ejecutivo de marketing. Ahora en Moscú en 2017, Misha es un poderoso ejecutivo de marketing que trabaja para difundir marcas occidentales, y al igual que las empresas para las que trabaja, nada lo detendrá en su avaricia, hasta el encarcelamiento y la muerte de una niña con sobrepeso que se somete a una extensa cirugía plástica para adelgazar. Después de una visión en la que Misha sacrifica una novilla a Dios, comienza a recibir visiones extrañas que muestran el control de las marcas sobre las personas. Regresa al trabajo y guiado por estas visiones, Misha intenta detener el crecimiento de las marcas en la Rusia poscomunista al alentarlas a atacarse entre sí en sus campañas publicitarias. Existe cierto debate sobre si Misha cree que la adoración de las marcas globales es idolatría y sus visiones que representan a las marcas controlan a las personas y las hacen pecar, o si su creencia es que el monopolio es malo y su intención es crear una economía de libre mercado al estilo occidental.