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La comedia gamberra y la ciencia-ficción paranoide se dan la mano el sexto día de Festival

Lectura de 6 min.

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Parece que el espacio-tiempo se haya roto en Sitges. La sexta jornada de Festival se ha celebrado entre la euforia y el frenesí. La presentación de Bulk, gran rareza de este año, ha contado con la presencia de su inclasificable director Ben Wheatley, una de las voces más genuinas del cine británico contemporáneo, que ha recibido el Premio Màquina del Temps. No obstante, la comedia más ácida también se ha infiltrado en el Meliá a través de la imponente No Other Choice, dirigida por el virtuoso Park Chan-wook.

 

Una sátira gamberra con pasaporte coreano

Poseído por la temática de este año, que responde al lema “Risas y Escalofríos”, Park Chan-wook –autor de títulos referenciales de la posmodernidad como la canónica Old Boy , Mejor Película en Sitges 2004, o la muy lunática Soy un ciborg, ganadora en 2006 a Mejor Guion– ha puesto fin a las toneladas de hype acumulado estos días en el certamen mediterráneo ante de la esperadísima proyección de No Other Choice.

Premio del Público al Mejor film internacional en el Festival de Toronto y nominada al León de Oro en Venecia, esta refrescante comedia bien podría definirse como una de las grandes sensaciones del programa de este año. Si a esto le añadimos que el público de Sitges lleva asistiendo religiosamente al estreno de sus películas y alabando su serpenteante trayectoria como director y guionista, la espera no podía alargarse más.

Chan-wook, hábil cirujano de la perversión mediante ejercicios de puesta en escena milimétrica, cuidada al detalle, se ha atrevido con una refrescante revisión de la novela homónima del escritor norteamericano Donald Westlake, ya adaptada por Costa-Gavras en la recordada y muy distinta Arcadia. Tomando distancia, el director coreano ha vuelto a invocar las claves de su particular universo, que bascula hipnóticamente entre el orden y el caos, a través de una sátira gamberra contra el capitalismo salvaje, la sociedad digital y, en fin, la actitud hipócrita.

Después de trabajar veinticinco años en una compañía de papel, el joven Man-soo, que interpreta el carismático Lee Byung-hun, es despedido de forma repentina. Su desempleo se alarga, las semanas se convierten en meses y la desesperación de proteger a su familia lo impulsará a trazar un siniestro plan para erradicar a la competencia. Lo que ocurre a continuación es digno de mención. Así lo han expresado quienes han tenido la oportunidad de disfrutar de lo nuevo que nos trae Chan-wook, cineasta de cabecera, en un Auditorio donde no cabía ni un alfiler.

 

Una rareza paranoide de sabor lynchiano

Gran camaleón del cine de género, el cineasta británico Ben Wheatley ha dejado tras de sí verdaderos logros de fantástico, terror y hasta comedia negra. Desde su atípico debut, la delirante Down Terrace de aroma neonoir, o la fascinante Kill List, un acercamiento a las sectas folk que fue presentado en Sitges 2011 y nominado al Méliès de Oro; Wheatley se ha posicionado como autor polivalente con una obra que transita por distintos territorios sin miedo al riesgo. Suya es la gamberrada excéntrica Turistas –ganadora a Mejor guión y Mejor actriz para Alice Lowe en Sitges 2012– y una parábola tan nihilista y escalofriante como High-Rise, que adapta brillantemente la novela Rascacielos del desafiante J. G. Ballard. Igualmente notoria fue In the Earth, su anterior película, también presentada aquí en 2021 como un thriller psicológico en tiempo de pandemias que hibridaba con ingenio el humor y el terror.

Bulk, pieza clave de la Sección Oficial de este año, es la nueva paranoia de Wheatley después de acercarse temporalmente al cine de gran consumo con una secuela de Megalodón y una revisión de Rebeca para Netflix. En este sentido, el director propone ahora un back to basics en toda regla para volver a sus propias esencias. Dicho de otro modo, nos encontramos ante una forma nada convencional de abordar el thriller como estructura laberíntica con errores científicos, seres multidimensionales y puertas que conducen a otros mundos donde no es difícil encontrar los ecos del cine de David Lynch. Fácilmente, podríamos hablar de Bulk como una de las grandes rarezas fantásticas del año, pero también como una fascinante carta de amor al cine de bajo presupuesto que flirtea con la teoría de cuerdas sobre las partículas subatómicas.

En cuanto al reparto de este experimento juguetón de ciencia ficción, destacan las interpretaciones de Noah Taylor, Alexandra Maria Lara, Sam Riley y Mark Monero, que han acompañado al cineasta en el jugoso encounter entre prensa y público celebrado esta tarde. Una vez allí, han compartido reflexiones sobre la libertad creativa y los retos financieros a la hora de hacer cine. El equipo también ha hablado sobre el proceso de construcción de la película y el diseño de unos ingeniosos créditos finales inspirados en Ciudadano Kane.

En cualquier caso, el pase de Bulk en el Auditorio del Meliá ha sido el perfecto colofón a la entrega del Premio Màquina del Temps al genuino Ben Wheatley por haber levantado una filmografía tan desconcertante como inclasificable en el cine contemporáneo de producción británica.

 

Venganza de extrarradio

El numeroso equipo de Luger ha entrado en el Meliá de Sitges como una banda de mercenarios salida de un spaghetti western. El director Bruno Martín, el coguionista Santiago Taboada, el responsable de la banda sonora Leví Star, un talento habitual de la casa como Raúl Cerezo, en calidad de productor ejecutivo, y buena parte del reparto, protagonizado por los rude boys David Sainz (Obra 67) y Mario Mayo (Os reviento), han asistido al Festival para presentar esta sangrienta ópera prima de producción española independiente nominada a Mejor Película en la sección Òrbita.

El cartel ya es toda una declaración de intenciones. La pistola que aparece abriendo fuego hace referencia al título. La Luger era la semiautomática que los nazis utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial. Esta arma –también conocida como Parabellum, que en latín significa “Prepárate para la guerra”– es la sorpresa que los colegas Rafa y Tony –dos personajes que el director ha pensado y escrito para Sainz y Mayo– descubren dentro de una caja fuerte en el maletero de un coche robado. Vender la pistola en una casa de empeños es la peor decisión que podrían haber tomado. El líder de una banda criminal tratará de recuperarla cueste lo que cueste.

La intriga poligonera y el argot de barrio son los ingredientes de este sólido thriller con el que Bruno Martín debuta como director y guionista en el largometraje de ficción trasladando su pasión por el cine de acción de los años 80 a “un microcosmos del extrarradio de Madrid”, según ha revelado ante la prensa.

Luger aborda cuestiones tan propias del western como el honor, el sacrificio y la venganza para hablar de la fraternidad macarra aprovechando la premisa de una sola arma de fuego como origen de tribulaciones en un espacio de frontera en posible sintonía con clásicos inmortales de la talla de Winchester 73 de Anthony Mann y El perro rabioso de Akira Kurosawa.

 

Psicodelia analógica y un secuestro en Bangkok

A pocos minutos del centro neurálgico del Festival, donde hoy también se ha proyectado Honey Bunch, el nuevo film de terror del tándem canadiense Madeleine Sims-Fewer y Dusty Mancinelli (Violation), Sitges ha continuado celebrando sin parar el mejor cine de género de la temporada. La sala Escorxador acogía así con buenos números de asistencia la presentación de títulos como CAMP, un descenso terrorífico sobre el sentido de la culpa firmado por la directora canadiense Avalon Fast, y Anything That Moves, el nuevo ejercicio de psicodelia dirigido por Alex Phillips (All Jacked Up and Full of Worms) mediante una deliciosa fotografía en 16 mm que nos traslada a una Chicago monstruosa donde un joven repartido, interpretado por el debutante Hal Baum, se ve envuelto en una espiral de asesinatos y conspiración que cuenta con la aparición estelar de dos divas del cine porno: Nina Hartley y Ginger Lynn.

Por otra parte, en el cine Prado se han tensado las cuerdas de la angustia. Crushed es el nuevo trabajo del director británico Simon Rumley, ya presente en la sección Panorama de Sitges 2016 con Fashionista, que ahora compite en Òrbita narrando el periplo de una familia que pone a prueba su fe y resiliencia cuando secuestran a su hija pequeña en Bangkok. Este magnético thriller, escrito por el propio Rumley, cuenta con un reparto de ascendencia internacional formado por nombres como Sahajak Boonthanakit, Nadech Chatwin o Kevin Lea Davies.

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