
William Fichtner y Peter Chan, victoria por partida doble
16 Oct 2025
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En este segundo jueves de Festival, dos son los galardones entregados al talento internacional. Peter Chan, Gran Premio Honorífico, y William Fichtner, Màquina del Temps, por su fecunda trayectoria en el audiovisual contemporáneo. El primero, coloso asiático del siglo XXI, ha ayudado a romper fronteras entre la industria asiática y la occidental. El segundo, rostro indispensable del cine y las series norteamericanas de los últimos treinta años, ha presentado Talamasca: La orden secreta, de Anne Rice.
Larga vida a un coloso del cine asiático
Paralelamente, el legendario productor Peter Chan también ha recibido el Gran Premio Honorífico el mismo día en que presenta el thriller semibiográfico She Has No Name, su deslumbrante regreso a la dirección tras la gesta deportiva Leap, estrenada en 2020.
De mirada humanista y emotiva, el cine de Chan encumbra su figura como una de las más versátiles del panorama asiático contemporáneo. Su itinerario es el del guerrero que empezó en la etapa dorada de Hong Kong en los años ochenta –a través de comedias deliciosas de la Golden Harvest como La armadura de Dios y Los supercamorristas, filmada en una Barcelona preolímpica– y se ha convertido en un creador imprescindible para romper fronteras industriales entre el cine asiático y el occidental.
En She Has No Name, presentada en la sección Òrbita, Chan agarra la lupa del true crime en un melodrama con máscara de thriller protagonizado por Zhang Ziyi que nos traslada a la Shanghái de los años cuarenta, en plena ocupación imperial japonesa, para contarnos uno de los casos de asesinato más infames de la historia de China que han quedado sin resolver.
El actor de los mil viajes
Con más de setenta títulos a sus espaldas, William Fichtner ha dejado a su paso una filmografía llena de éxitos. Son tantas las veces que ha resaltado en el cine y la televisión –¿os acordáis del gerente del banco que le planta cara al Joker en el atraco inicial de El caballero oscuro?– que la gran pregunta que deberíamos formular ante un talento de su talla no consiste en saber en qué películas y series aparece, sino en cuáles no.
Desde largometrajes tan populares como Armageddon, La tormenta perfecta, Black Hawk Derribado, Heat o Crash hasta series como Invasión o la famosa Prison Break, donde será recordado como el calculador agente del FBI Alexander Mahone; Fichtner ha puesto su voz incluso al Ken Rosenberg de un videojuego tan aclamado por la generación millennial como Grand Theft Auto: Vice City.
Por su talento y presencia en el audiovisual estadounidense, el Festival de Sitges ha entregado a Fichtner el Premio Màquina del Temps en el Auditorio del Meliá antes de la premiere europea de Talamasca: La orden secreta, de Anne Rice, nueva serie sobre una misteriosa sociedad que investiga lo sobrenatural y que se estrena el domingo 26 de octubre en AMC+.
Durante la charla celebrada hoy con motivo de la presentación de la serie, William Fichtner y el veterano productor ejecutivo Mark Johnson (Donnie Brasco, Breaking Bad) han confirmado que se trata de “una historia de espías que amplía el universo fantástico de la escritora de Entrevista con el vampiro” con toda clase de criaturas que moran en los recónditos más oscuros de la noche.
La jungla de asfalto
Sin duda, si hay algo que merece ser destacado cuando hablamos de la figura de Park Hoon-jung es su aura de creador singular en el cine criminal contemporáneo. Este cineasta de la nueva oleada noir coreana está detrás del guion de Encontré al diablo, dirigida por Kim Jee-woon, uno de los thrillers policíacos en busca de psicópata más arrebatadores de las últimas décadas. También es el director de New World, brutal intriga de mamporros –proyectada en Sitges 2013– que brilla por sus escenas de violencia descarnada, primitiva, casi tribal, en una convulsa Corea azotada por una profunda crisis de valores.
Hoon-jung, que ha trabajado con grandes nombres del neonoir asiático como el grandioso Choi Min-Sik (Old Boy, Sympathy for Lady Vengeance) y Lee Jung-jae (El juego del calamar), traslada ahora sus habituales tramas de tensión callejera a un contexto donde “la ciudad se parece cada vez más a la jungla”, según ha declarado en rueda de prensa. Coproducida por Fine Cut (The Chaser) y presentada a competición este jueves en la sección Òrbita, Tristes tropiques sigue de cerca la sangrienta venganza que ejecuta un grupo de jóvenes asesinos en un brutal descenso a medio camino entre lo urbano y lo selvático.
Asimismo, Hoon-jung ha revelado la dificultad de rodaje que supuso filmar en parajes naturales de Tailandia, la necesidad de “adaptar el guion a un reparto de distintas nacionalidades asiáticas” y su fuerte inspiración en el cine negro europeo y la acción hollywoodiense de los años ochenta y noventa. Como sorpresa, antes de terminar la rueda, nuestro director artístico Ángel Sala ha dicho que hoy es el cumpleaños de Hong-jung y la prensa asistente lo ha felicitado entre aplausos entonando el happy birthday.
Venganza en bucle
La jornada también ha servido para dar cobijo a un ingenioso thriller de ciencia ficción independiente realizado entre tres hermanos. Los guionistas y productores de American Vandal y Cobra Kai, responsables de la fascinante ópera prima El misterio de Block Island, Kevin McManus y Matthew McManus, han vuelto a unir fuerzas en Redux Redux. La venganza de una madre, interpretada por Michaela McManus, tras la muerte de su hija conforma la pulsión obsesiva de este emocionante relato ambientado en una América profunda de realidades paralelas.
Antes de su pase en el Auditorio, se ha proyectado un cortometraje de la ESCAC titulado Terapias y mazmorras que versa sobre el que, tal vez, sea el juego de rol más refrescante para parejas que atraviesan una crisis. Su director, Adrián Pachón, forma parte de la apuesta de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña para impulsar el talento emergente a escala internacional dentro del marco del Festival de Sitges.
Una comedia con marca de estilo
Maestro del humor esquinado y bizarro, Yorgos Lanthimos ha vuelto al Festival que lleva celebrando su cine desde 2009, el año de su enfermiza Canino. Sus películas son lo más parecido a un regalo sabrosamente envenenado que trasladan las claves de la comedia negra a un terreno de perversa extrañeza. Lanthimos, galardonado en Cannes por Langosta y El sacrificio de un ciervo sagrado, que también se llevó el Premio de Crítica en Sitges 2017, compone ahora otro circo de la crueldad a través de un afilado retrato del negacionismo.
Libre remake de la delirante película coreana Salvar el planeta tierra de Jang Joon-hwan, Bugonia se aleja del barroquismo de la oscarizada Pobres criaturas para seguir perfeccionando su estilo inconfundible en una obra de cámara filmada con su director de fotografía habitual, Robbie Ryan, y protagonizada por unos inmensos Emma Stone y Jesse Plemons. Desatada y destellante, nos atrapa con el secuestro de la presidenta de una compañía por parte de dos jóvenes conspiranoicos convencidos de que se trata de una extraterrestre que quiere destruir la Tierra.
Fantasmas en Catskill
Pieza importante de la sección Panorama, Mother of Flies es el regreso triunfal de Zelda Adams, Toby Poser y John Adams. Por tercera vez consecutiva, este trio de directores presenta película en Sitges, después de las celebradas Hell Hole y Where the Devil Roams. Su nueva propuesta es un retorcido cuento de hadas sobre una mujer que recurre a la magia negra para afrontar un diagnóstico mortal.
Filmada en los bosques de Catskill, al sureste de Nueva York, este espeluznante cuento de fantasmas sobre el duelo adolescente y el colapso espiritual ganó el Premio Cheval Noir a Mejor Película en la última edición del Fantasia Festival. En una edición donde resalta el cine más fantasmagórico, Mother of Flies ha ocupado, sin duda, un lugar destacado.
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