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Recomendaciones carnavalescas

Lectura de 6 min.

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¡Ya es Carnaval en Sitges! Una de las celebraciones más importantes para la vila llena de máscaras y disfraces sus calles, y desde el Festival, correspondemos a este espíritu repescando las películas que, según el criterio del equipo de programación, nos animan a hacer esto mismo: dejar nuestra auténtica identidad en casa y lucir la que nos dicten nuestros sueños más alocados.

 

Ángel Sala - Director Artístico del Festival

Para mí la película más carnavalesca es ‘Il Casanova di Federico Fellini’, no sólo por su alucinante momento del carnaval de Venecia, sino también porque extrapola todo el imaginario de representación de este tipo de celebraciones a todo el metraje de la película, y al propio retrato de un Casanova interpretado por un Donald Sutherland que es pura máscara, personaje que ha olvidado su yo, máscara cautiva que sólo entiende el mundo a través de la imagen deformada del disfraz y la simulación. Un universo virtual desatado que sublima la obra de Fellini, la desborda consiguiendo una confesión íntima: Fellini es Casanova, el genio convertido en máscara viviente, la simbiosis entre vida y representación, hombre y máscara, obra y carnaval.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mònica Garcia i Massagué - Directora de la Fundació

Si alguna película ha hecho soñar con un lugar mágico donde los sueños se hacen realidad es, sin lugar a dudas, el musical fantástico de Victor Fleming: ‘El mago de Oz’. Este excelso ejemplo del uso del Technicolor presentaba a un conjunto de personajes memorables y tan populares, que miles de niños se han disfrazado a lo largo de décadas encarnando al hombre de hojalata, al león asustadizo, al espantapájaros temeroso o incluso a la intrépida Dorothy. La producción más cara de la Metro Goldwyn Mayer (para la época) fue nominada a seis premios Oscar, incluido el de mejor canción, “Over the Rainbow” (¡quién no ha tarareado alguna vez esta exquisita melodía!). Aunque no fue un gran éxito en su estreno, la cinta adquirió rápidamente el rango de obra maestra y se halla en todos los rankings habidos y por haber sobre películas imprescindibles de todos los tiempos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diego López-Fernández - Adjunto de Dirección

‘Último deseo’, dirigida en 1975 por el incansable León Klimovsky y escrita a tres bandas por Vicente Aranda, Joaquim Jordà y Gabriel Burgos, se vale de unas máscaras de carnaval para ocultar el rostro de una serie de hombres importantes e influyentes, que asisten a una selecta bacanal en el sótano de una casa señorial repleta de tinajas, como mandan los cánones del Fantaterror.

En pleno desenfreno, un temblor y gritos del servicio dan paso a una explosión nuclear.

Atípica en el fantastique nacional por su condición de cinta SciFi (no olvidemos que su primer título era “Planeta ciego”, ya que ciegos se quedan todos los expuestos al estallido atómico), ‘Último deseo’ se construye con un elenco de nombres consagrados: Paul Naschy, Maria Perschy, Alberto de Mendoza, Nadiuska, Teresa Gimpera, Julia Saly, Antonio Mayans o Ricardo Palacios. Es decir, el star system de nuestro género favorito en plena efervescencia, similar al elenco de estrellas que Javier Aguirre había unificado dos años antes en ‘El asesino está entre los trece’ (1973).

El director argentino, afincando entonces en nuestro país y moviéndose libremente entre el terror de pipas y el spaghetti western, nos ofrece un relato apocalíptico que mira sin tapujos a ‘The Day of the Triffids’ (Steve Sekely, 1962) o ‘La hora incógnita’ (1963) de Mariano Ozores, con esos aldeanos refugiados en un lugar sagrado y dispuestos a vengarse del elitista grupo de asesinos; y, si me apuran, quiere rozar a la sádica cinta que Pasolini firmaba aquel mismo año, aunque muy lejos del sadismo del italiano.

‘Último deseo’ te atrapa por la naturaleza de su periodo, una década de los setenta misteriosa y desenfrenada, donde las ráfagas de música electrónica, alegres himnos, y diminutas dosis de erotismo, constituyen un film dinámico y de final estremecedor.

 

 

 

 

 

 

 

 

Gloria Fernández - Comité de selección

Si nos toca hablar de disfraces, sin duda, esta ‘Onibaba’, de Kaneto Shindô, o con el subtítulo con el que también se la conoce, "la máscara del demonio", entraría perfectamente dentro de nuestro particular viaje carnavalesco. Uno de los grandes clásicos del fantástico japonés proveniente del folklore tradicional del país: una máscara que se utilizará para alejar a una joven de su naturaleza más primitiva, pero que luego se cobrará su particular venganza en quien se ha atrevido a utilizarla. Sensual, oscura, salvaje, decadente... Terror atmosférico en este casi-ensayo sobre el instinto humano de supervivencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

Enrique Garcelán - Comité de selección

Aprovechando la ocasión, me gustaría recordar una película india, ‘Bhavesh Joshi Superhero’, dirigida por Vikramaditya Motwane (‘Trapped’). Film de culto producido en 2018, en el que la acción, el drama, y los superhéroes “urbanos” se dan la mano. Con un presupuesto ajustado y una máscara, el director indio consigue atrapar al espectador en una espiral de violencia que no tiene fin. Eso sí, siempre queda tiempo para el humor, aunque sea antes de morir. Irresistible para el fin de semana de Carnaval, antes de ponerse el disfraz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gerard Casau - Comité de selección

De entrada, ‘Psicosis’, no guarda mucha relación con la fiesta y los excesos dionisíacos de Carnaval, pero no debemos olvidar que fue el clásico de Hitchcock el que instaló en el imaginario colectivo la idea de que el horror llega con disfraz. De todos modos, para la ocasión de hoy me gustaría señalar específicamente la versión de Gus van Sant, que en el ejercicio clamorosamente inútil de calcar la caligrafía de la obra original pone de manifiesto que detrás de todo remake no hay sino una película travestida (con mayor o menor acierto) de otra.

 

 

 

 

 

 

 

 

Omar Parra - Comité de selección

¡Pasajeros al tren! No olvidéis vuestras mascaras porque estamos de celebración. A su izquierda encontrareis a David Copperfield haciendo trucos de magia y a su izquierda un asesino enmascarado con ganas de liarla a bordo.

Llegamos a unas fechas tan señalas e importantes para Sitges como es carnaval y que mejor que traeros el debut del buen director, Roger Spottiswoode. Una película muy hija de su época, donde encontraremos sangre, personajes olvidables y otros icónicos, muertes de lo más variopintas y una magnifica Jamie Lee Curtis, que ya venía de haber participado en otra cinta con la máscara más icónica del terror, 'Halloween'.

'El tren del terror' es un slasher que hará las delicias a todos los amantes del género y que es una cinta referencial e imprescindible que nunca me cansaré de reivindicar.

 

 

 

 

 

 

 

 

Domingo López - Comité de selección

Si Lee Majors fue el hombre de los 6 millones de dólares, Stephen Chow fue el de los 60 millones (suponemos que de dólares de Hong Kong) en ‘Sixty Million Dollar Man’ (Raymond Yip, 1995), el héroe más carnavalesco del lejano oriente, con una capacidad de disfrazarse y transformarse que pone en entredicho a expertos en la materia como Mortadelo o la mismísima Máscara, referente inequívoco de este filme de la factoría Wong Jing. Chow, con un megachip implantado en el cerebro por un científico loco, es capaz de transformarse aquí en tubo de pasta de dientes gigante, en desatascador o en inodoro, todo ello mientras se enfrenta a la despiadada mafia japonesa. Una película desvergonzada y multicolor, de visionado imprescindible, aunque solo sea por el momento “Pulp Fiction”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Víctor Esquirol - Comité de selección

A la dupla compuesta por Severin Fiala y Veronika Franz muchos la pusimos en el radar gracias a ‘Goodnight Mommy’, una de las películas de terror más inquietantes de la última década. Dos hermanos gemelos, una casa y una presencia que creen tener identificada; que debería ser de su total confianza… o tal vez no. En este posible desvío; en ese remoto escenario, pero que va cobrando más solidez a cada segundo que pasa, se cocina una intriga insoportable: “¿Y si esta mujer que dice ser nuestra madre, realmente no lo es?” Los apósitos como máscara malsana; los vendajes que tapan el rostro como el disfraz más cruelmente desesperante de todos: el que cumple a la perfección la función de ocultar una identidad tan esquiva como potencialmente letal en su agónica revelación.

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